lunes, 26 de septiembre de 2011

Maldito insomnio

Maldito insomnio, pienso cada vez que no puedo dormir. Quizá sea bendito, me hace reflexionar. Chocar cien veces con la piedra que corta el camino. Volver a intentarlo y pensar que esta vez será diferente. Sin razón para hacerlo, ¿Por qué iba a ser diferente? Por nada, de hecho es siempre igual. Relajarse y disfrutar lo conseguido (?) no es una opción en el mundo de hoy, no hay tiempo para eso. Aunque el tiempo sea una mentira, la mayor mentira de la historia, del mundo, de la humanidad. Una mentira que sólo nosotros nos creemos, que sujeta y mueve a su antojo nuestros hilos de marionetas. Sin fuerza de voluntad todo es más difícil, hace tiempo que me di cuenta de que de eso no me sobra. No lo venden, ni lo regalan, si no te viene de serie date por jodido. Se entrena, sí, pero para entrenar la fuerza de voluntad... ¿qué hace falta? Sí, eso, fuerza de voluntad, que paradoja. No es imposible, pero nunca hice algo tan complicado. Es difícil hacer algo que dudas que te vaya a llevar a donde tú quieres llegar. ¿Y si la piedra que corta el camino simplemente está diciendo que no es ese el camino a seguir? Que si la sobrepaso después habrá más, y más altas. Pero es más difícil saber que camino coger cuando no sabes lo que quieres. Mejor dicho, cuando ni siquiera crees saber lo que quieres. Nadie sabe lo que quiere, nadie. Pero eso es lo fácil, pensar que la piedra te dice que te des la vuelta y hacerle caso. Me tumbé a descansar con la cabeza apoyada en ella, al principio se estaba bien, pero se empezó a notar dura a los pocos minutos, me sudaba la nuca. Levantarme y empujar, suena bien, no es tan complicado. Pero hace falta una razón para ese esfuerzo, una motivación, sin eso es imposible. El orgullo no parece que vaya a ser suficiente esta vez, como lo fue otras muchas, le debo tanto... No ser capaz de hacer nada de lo que me propongo me quema por dentro, mi autoestima arde lentamente. Por alguna razón que desconozco no se ha consumido todavía. Maldito insomnio.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Toda la razón

"I think computer viruses should count as life. I think it says something about human nature that the only form of life we have created so far is purely destructive. We’ve created life in our own image."

Stephen Hawking

jueves, 8 de septiembre de 2011

Keep fighting

Hoy he tenido una conversación fuera de lo normal, y quizás una de las mejores conversaciones que he mantenido con alguien a lo largo de mi vida, y no exagero. En la parada del autobús para ir a la estación a coger el tren para ir a la universidad, me he encontrado con el chaval que vende “La Farola” en el supermercado más cercano a mi casa. Es de Eritrea (África), y no debe llegar a los 30 años. Lleva vendiendo el periódico aquí algo más de un año y tiene muchos conocidos en el barrio porque siempre saluda a todo el mundo que entra a comprar al supermercado e incluso se pone a hablar con ellos, aunque jamás le compren el periódico ni le den un miserable euro. Él me conoce de eso, aunque nunca habíamos pasado de una conversación de más de 5 minutos. Hoy entre autobús y tren habremos estado 45.

Le cuesta hablar español, pero lo intenta, de hecho ese ha sido el primer tema de conversación, los idiomas. Él sabe inglés porque estuvo viviendo en Inglaterra antes de llegar a España y me ha preguntado que qué tal andaba yo de inglés. Le he dicho que bien, que podíamos hablar en inglés si él quería y le ha parecido bien, aunque a ratos soltaba cosas en español, porque él quiere aprender español. No sólo porque le resulta necesario para desenvolverse aquí, sino porque le gusta aprender. Aprender y practicar, por eso habla con la gente en la puerta del supermercado, aparte de porque es un tipo especialmente simpático. Ha recalcado especialmente la importancia de practicar, porque aprender y no practicar no sirve para nada, y tiene razón.

La conversación ha seguido su curso hasta llegar al tema del tiempo. El pobre lo pasa mal, “aquí en invierno hace mucho frío y en verano mucho calor”. “Crazy weather” lo llama él, y así es, incluso hay veces que en un mismo día tenemos las dos cosas, sobre todo ahora, en septiembre. Él lo sufre, por la mañana tiene mucho frío y después se asa de calor en la calle a mediodía. Además, hace una reflexión curiosa sobre lo que le dice la gente sobre el tiempo. “They’re incomplete”, me explica. Y es que, cuando hace calor la gente pide frío, y cuando hace frío le dicen que ojalá llegue pronto el calor, y así sucesivamente. Le contesto que no pasa sólo con el tiempo, que pasa con todo, se queda un ratito pensando, me sonríe y me dice que llevo razón. Me gustaría saber que ha pasado por su cabeza en ese momento, quizá piense que nosotros no sabemos lo que es sentirse incompletos, que tendríamos que vernos en su lugar, sólo y habiendo dejado a su familia en busca de una vida mejor. Aunque sinceramente, creo que él está más completo que muchos de nosotros, sin duda. Hablando de su familia y del tiempo, me dice que allí, en Eritrea, su familia ahora está aguantando la lluvia, que no hace para nada el mismo calor que aquí (¡y yo que pensaba que en África hacía un calor desértico en todas partes!). Y también me comenta que sobre todo, no hace él mismo frío que aquí en invierno, que aquí con tres capas de ropa está tiritando y allí con una le valía en los meses que más frío hace.

Ah, se me olvidaba, cuando me ha dicho lo de “they’re incomplete” me ha comentado que ha escrito una canción sobre eso, sobre la gente que por naturaleza siempre quiere lo que no puede tener. Sí, es músico, tiene un grupo de R&B y él es el cantante, de hecho ya ha sacado un disco y pronto sacará otro, y mañana da un concierto en un bar conocido de por aquí. Lo más probable es que no llegue a nada en el mundo de la música, lo tiene muy difícil, pero cuando le he dicho que necesita mucha suerte, me ha dicho que lo sabe, pero que cree que lo puede conseguir algún día. Tiene la ilusión, no de triunfar, sino de poder ganarse la vida algún día con la música, con lo que le gusta hacer. Dice que hay una gran competencia en el mundo de la música, que a veces, en los conciertos a los que va ni siquiera le da tiempo a tocar porque son muchos grupos, y que al par de grupos que más gustan se les vuelve a llamar, a los demás no. Evidentemente no gana dinero en esas actuaciones, pero dice que disfruta mucho, y que poco a poco se consiguen las cosas. “Little by little” repetía constantemente. Dice que es la competición la que te mantiene despierto y dando lo máximo en cada momento por conseguir lo que quieres, que es esa competencia la que te despierta y te anima a seguir luchando cuando ves que tu sueño se aleja.

Me pregunta por mis estudios y me desea suerte, le digo que falta me va a hacer y me dice que desea que me vaya muy bien y que los idiomas me ayuden a conseguir trabajo algún día. Y es aquí cuando llega la parte más interesante de la conversación. Me comenta que todo lo que se quiere conseguir conlleva pagar un precio, que muchas veces no apetece hacer las cosas, levantarse temprano o trasnochar, pasar frío y calor, pero que es el precio que hay que pagar para tener la posibilidad de tener un futuro mejor. Y él no habla de posibilidad, porque está convencido con certeza de que el futuro le depara cosas mejores que las que está viviendo ahora. Confía en su música, confía en que el precio que está pagando ahora le sea recompensado pronto. “¿Qué voy a hacer si no hago esto?” me pregunta, le digo que no tiene muchas más opciones (bastante lo sabe él sin que yo se lo tenga que decir) y me dice que está claro, que por eso lo hace, que sabe que es temporal hasta que su documentación se regularice y pueda buscarse la vida como un ciudadano normal. También me dice que él no podría robar a gente o incluso matar para ganarse la vida como hacen otros, que eso “no va en su sangre” y que cree que las cosas hay que ganárselas pagando ese precio que está pagando él, no por el camino más corto. Le digo que cuando consigues algo y has sufrido mucho para conseguirlo, eres muchísimo más feliz que si te hubiese costado poco. Se le ilumina la cara, sonríe y me dice que sí, que eso espera sentir él algún día. Tengo muy complicado pasarme por el concierto mañana, pero hay pocas cosas que me apetezcan más ahora mismo. Quizá nunca oigamos su música en la radio o veamos un videoclip suyo en la televisión, pero lo merecería más que muchos a los que nos hartamos de ver y escuchar un día tras otro, que llegaron allí por su cara bonita y su papi ricachón.

El día menos pensado se irá, una mañana no estará en el supermercado vendiendo periódicos, estará otro en su lugar y no le volveré a ver, así es su vida, la que le ha tocado vivir a él y a tantos otros. Es de estas personas que pasan por tu vida fugazmente, pero que nunca olvidas. De esas personas que para mí hacen grande este mundo, gente con ganas de aprender, optimista sin razones para estarlo, dejándonos en ridículo a los que teniendo más nos empeñamos en sentirnos como si no tuviésemos nada, incompletos como bien dice él.

Llegamos a su parada. “Keep fighting” es lo que me ha salido decirle cuando nos despedíamos. “Good luck” ha contestado él, siempre le desea buena suerte a todo el mundo, y lo dice de verdad, como si te estuviese agradeciendo que hables con él de la única forma que puede, deseándote lo que quizá él necesite más que nadie.

lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Hay esperanza?

El cambio es lento, pero posible. Después de unos meses en los que el descontento de gran parte de la población se hizo manifiesto de forma clara, ha habido una especie de bajón, normal por otra parte al coincidir con el verano. Nos resistimos a cambiar y ésta será una lucha larga, pero no está ni mucho menos perdida. Estamos en desventaja, sí, pero sigo teniendo la ilusión de que todo esto algún día salga en los libros de historia como el comienzo de un mundo aún imperfecto, pero mejor.