jueves, 23 de diciembre de 2010

Miden su más o menos...

Relajación

Relajación, que bonito suena y que difícil es conseguirla hoy en día. Hoy he estado en un Spa, un lugar supuestamente dedicado a ello, a relajarse un rato, y la verdad es que sí, relaja. Algunos chorros de agua duelen al caer en la espalda y en los baños turcos pasas un mal rato, parece que te vas a asfixiar. Aún así, ya sea porque te dan una paliza y acabas agotado o porque realmente sirve para algo, pero relaja y de hecho llevo horas deseando acostarme de lo relajado que estoy. El caso es que sí, que sienta bien estar una horita y medi allí y tal, pero si luego sales de allí y quedan 5 minutos para que salga el autobus para volver a casa (y no pasa otro hasta dentro de una hora) y te tienes que dar un carrerón para cogerlo...a tomar por culo el relax, así, en un momento. Y si después nada más llegar a casa te dice tu madre que tienes que bajar la basura, con lo mal que sienta y la pereza que da... más a tomar por culo todavía el relax. Y menos mal que he ido a mirar a ver si me habían puesto alguna nota de la universidad y no habían puesto nada, porque una mala noticia era lo que faltaba. Pero ya me he acordado de los exámenes de enero, de las navidades que me esperan y de que tengo que estudiar como un cabrón y ya está, definitivamente se fue a la mierda el relax, fue bonito mientras duró. Aún así estoy agotado, voy a dormir un rato, que esta vez será más largo que una siesta, no como ultimamente, porque al fin y al cabo, estoy de vacaciones, y eso si que suena bonito.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Ovejas y cabras

Ayer estuve con mi novia en un concierto, de Pereza, en el Palacio de los Deportes de Madrid, que no se cuanta capacidad tiene pero caben bastantes personas, algunos miles si que habría. Gran concierto, me encantó, realmente valió la pena salir de casa a las 5 aunque empezase a las 8 y cuarto. No soy de esos que les gusta estar esperando 3 o 4 horas antes de que empiecen las cosas para coger sitio y tal, no me gustan las aglomeraciones de gente y el caos que generan este tipo de situaciones, con tanta gente.


Cuando llegamos a la cola a eso de las 6 nos sorprendimos de lo larga que era para quedar todavía tanto tiempo y nos limitamos a ponernos allí, esperando a que abriesen las puertas a las 7 y media. En fin, esperando, la cola se hacía más larga detrás de nosotros a medida que pasaban los minutos y cada vez quedaba menos. Entonces, a eso de las 7 y cuarto sucedió lo inexplicable, lo que demuestra lo tontas que podemos llegar a ser las personas. Quitaron la vaya que separaba el principio de la cola de las puertas para entrar al concierto y se empezaron a escuchar los típicos gritos de niñas tontas de este tipo de situaciones, pero eso no era lo peor, eso ya me lo esperaba yo. Lo peor fue como de repente, cuando me quise dar cuenta me vi corriendo hacia delante como si estuviese dentro de una estampida, como si hubiesen abierto un grifo y todas las personas que estábamos esperando en la cola fuésemos un chorro de agua, corriendo como si regalaran lingotes de oro en la otra punta, después de llevar más de una hora haciendo cola (algunos bastante más tiempo). Una chica cayó al suelo y la gente casi la pisa, botellas y vasos por ahí tirados, abrigos, guantes y a saber qué no perdería la gente en ese momento de caos. Pero vamos a ver, ¿para qué coño sirve salir corriendo así? ¿Váis a entrar antes? Si en el fondo seguro que se tardó más de esa manera, porque con las filas hechas entrábamos de uno en uno y listo, y no se habría formado el mogollón de gente que se formó. Es que a veces me parece que somos como animales, o peores, porque teniendo la inteligencia que se nos supone deberíamos preveer que una estampida no es lo más adecuado para entrar en un concierto. Unos corren para coger sitio en primera fila, los siguientes para quitarselo y así sucesivamente, hasta que todos corren porque tienes dos opciones: o corres o entras el último. Sólo faltaba el pastor y el perro para manejar el rebaño, porque no hay que pensar que sólo se corrió una vez, no, paramos y después llegó a haber otro arreón con su consiguiente desconcierto general.


En fin, no vale la pena darle más vueltas, decir que a veces las personas somos como un rebaño de ovejas no resulta exagerado, a mi por lo menos, y lo peor es que seguirá siendo así porque ¿para que llevar un orden lógico y sensato de hacer las cosas pudiendo hacerlo todo a lo loco y sin pensar en lo que pasará después? Mientas que las personas sigamos pensando así, no valdremos más que un rebaño de ovejas.

viernes, 17 de diciembre de 2010

15 horas

15 son las horas que he dormido hasta el día de hoy esta semana, estamos a jueves y me voy a acostar ahora, parecen pocas, ¿verdad? Bueno la verdad es que tampoco esta tan mal, en 3 días hacen una media de 5 horas al día. Cuando dije que dormía poco, es porque duermo poco, y estoy contando las siestas, siestas como la de hoy, de 2 horas y media, como deben ser. Algo curioso lo de la siesta de hoy, a ello me voy a referir en esta entrada.

Mientras dormía he escuchado ruidos, ha sido un sueño extraño porque por lo visto cuando llevaba una hora y algo ya ha empezado a venir mi madre a llamarme cada cuarto de hora, pero yo no me acuerdo, ni me he enterado. Me he levantado con la sensación de no saber si las cosas que habían pasado las había soñado o habían pasado, medio loco. Bueno pues lo realmente interesante es lo que me ha contado mi madre después. Aclarar que hoy tenía exámen de cálculo en la universidad, algo que puede hacer que se entienda mejor el suceso. Según mi madre se ha iniciado una conversación tal que así (y yo con los ojos cerrados todo el rato):

Madre - Venga levánte que esta noche no te vas a poder dormir, que llevas dos horas ya.
Yo- Ya voy déjame 5 minutos más.
Madre -Ya te llevo dejando 5 minutos más de media hora...
Yo- Vale vale, ya voy, espera que ya estoy a punto de terminar.
Madre - ¿De terminar qué?
Yo- Que ya me sale, que ya me sale, no me desconcentres.
Madre -¿Qué te sale?
Yo- La integral, calla que es muy difícil, ya casi la tengo
Madre -Pero qué integral, si estás soñando...
Yo- Que no, que es importante, que ahora es cuando mejor me salen, vete en cuanto termine me levanto.


Y mi madre se ha ido. A la media hora ha vuelto y yo ya estaba medio despierto. Me dice: "Que, ¿te ha salido la integral?" Y yo no sabía qué coño decía, entonces me lo ha contado... Definitivamente, tengo qe dormir más y estudiar menos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El camino fácil, el camino difícil

A veces apetece escribir, se siente uno mejor después de “decir” lo que le apetece decir, aunque se lo diga a un trozo de papel o a la pantalla del ordenador. Hay gente que no entiende esta sensación, que no siente esa necesidad, que se expresa de otra manera o no le hace falta expresarse, no es mi caso. No necesito que nadie lea lo que escribo, necesito escribirlo. Sin embargo, hay veces que si es importante que la gente escuche lo que dices, que la gente te preste atención, es una necesidad natural.

Para mí hay muchas formas de diferenciar la forma de ser de las personas, pero ahora me centraré en ésta: hay personas a las que todo el mundo hace caso, admira y lame el culo, sin necesidad de que ellas hagan nada a cambio, y en el otro lado están las personas ignoradas, que se conformarían con que alguien les escuchase la mitad de las veces que ellos escuchan a los demás. Unos suelen ignorar a los otros y los otros suelen ser los que lamen el culo a quienes les ignoran, es así. Entre medias están las personas que ni son un trapo viejo, ni se creen Dios, unos se acercan a un extremo y otros al otro, pero algo les retiene dentro de la “normalidad”, yo me incluyo ahí y me siento afortunado por ello, mucho además. Vivimos en un mundo que no se para a preguntarte si estás bien o no, que avanza sin descanso y siempre en nuestra contra, que convierte nuestra vida en una contrarreloj en la que siempre tenemos la sensación de ir más lentos que el rival que ha salido antes que nosotros. Podría considerarse, según lo que he dicho antes, que las personas que tienen la admiración de la gente, con las que todo el mundo se querría juntar, son las más afortunadas porque sin dar nada reciben mucho. Hay gente que es feliz así, que cree serlo al menos, porque les gusta recibir, pedir, ser ayudados, creerse y sentirse importantes para los demás, los mejores, vamos, ¿a quién no le gusta eso? A mí no me gusta eso, si consigo algo quiero que sea porque lo he conseguido yo, con mis méritos y no con los de los demás. No me vale que me regalen las cosas, no quiero que me den más de lo que me merezco, es más, pienso que no me merezco la mitad de las cosas que me dan. Habrá en el mundo muchísima gente que merezca más que yo tener lo que tengo y, sin embargo, tengan menos. A mí no me gusta creer ni pensar que soy importante para los demás, que soy el mejor y el más admirado de los que me rodean, el más guay. Nunca me he sentido así porque nunca lo he sido, pero no siento ninguna curiosidad por ello, no lo quiero. Prefiero sentir que hay gente importante para mí, aunque se puedan contar con los dedos de una mano, y posiblemente me acerque al segundo grupo de personas que he dicho antes por una razón, porque prefiero dar que recibir. Y aunque prefiera dar, claro que me gusta recibir, no soy tan gilipollas, no nos confundamos, claro que me gusta sentir aunque sea una vez que he hecho algo mejor que alguien, que me ha salido bien, que por un segundo soy el mejor en algo aunque eso se vaya a desvanecer. Todos somos así, todos, pero hay que saber diferenciar lo importante de lo que no lo es, hay que saber escoger en que momentos debemos sentirnos importantes y en cuáles otra persona a la que queremos lo necesita más que nosotros.

Tengo la suerte, y creo que es una suerte, de no necesitar demasiado para sentirme a gusto conmigo mismo, me llena sentir que la sonrisa que se dibuja en la cara de la persona que tengo al lado es por algo que he dicho yo, por algo que he hecho yo, y me destroza que las lágrimas que caen por la cara de quién está cerca de mí, sean culpa mía. Todos tenemos una lista de prioridades, y en esa lista la mayoría de las veces el número uno nos pertenece a nosotros mismos, yo primero y después los demás. Ese número uno es a quién van dirigidos la mayoría de nuestros esfuerzos, a hacer que esté contento; y mucha gente para que eso pase, necesita sentir que es el número uno de las listas de los demás, que son los mejores, que todos darían algo por tener su compañía, que lo que pidan lo tendrán, que todo será “aquí y ahora, como yo quiera y cuando yo quiera”, en definitiva, sentirse importantes. Sin embargo, todo se basa en asumir, en asumir que eso no es posible, que si queremos recibir lo que realmente necesitamos, debemos darlo antes, que nunca vamos a estar blindados contra el dolor, porque siempre podrá pasar algo que nos haga sufrir. Somos frágiles, débiles, influenciables, siempre hay algo que nos maneja y eso no va a cambiar, dependemos de algo más que de nosotros mismos y nuestro mayor rival es nuestro propio egoísmo, nuestro propio orgullo, nuestras ganas de sentirnos mejores que el resto. Hay que asumir que la felicidad no existe, no, no existe, nunca vamos a ser felices, siempre vamos a querer más, siempre vamos a necesitar más, pero la forma de acercarse lo más posible a la felicidad, creo que es escribir nuestra lista de prioridades al revés, basar que nosotros estemos bien en que los que nos rodean lo estén, dejar de lloriquear, quejarnos, pensar que hace una semana estábamos mucho mejor, en si éste me habla o éste me ha borrado del tuenti, que si ésta me odia que si qué asco me da, ¡que da igual! Hay que aprender a pasar de todo, si… a sentirse únicos sólo porque nos da igual cómo la gente se tira piedras y al final les acaban cayendo encima. Nos utilizarán, nos ridiculizarán, nos pedirán cosas y nosotros como tontos las haremos, y ellos pensarán que somos muy pero que muy tontos, que pueden hacer con nosotros lo que quieran porque ellos son mejores, pensarán que somos raros, que escribimos cosas raras, que estamos locos, que a este tío se le va la pinza y además es feo y no tiene los ojos azules. [ironía on] Porque claro, los guapos y listos se merecen lo mejor, ellos tienen todo el mérito por ser así, han tenido que trabajar mucho para conseguirlo [ironía off]. Qué más da, da igual, que piensen lo que quieran, que vivan en el mundo que ellos se inventan, lleno de mentiras que les hacen sentir mejor, lleno de falsos argumentos para creer que son felices. Yo prefiero poder tumbarme tranquilamente bocarriba, respirar profundo y sentir que todo está bien. Y eso es algo difícil, muy difícil y que muy pocas veces en mi vida he podido hacer. Es ese momento en el que te das cuenta de que lo verdaderamente importante lo tienes, que tú no vas a ser de esos que se dan cuenta de lo que tienen cuando lo pierden, porque te sientes afortunado por tener lo que tienes, y vives con la sensación de que por el hecho de que no te lo mereces, en cualquier momento te lo pueden arrebatar, y hay que disfrutarlo al máximo, mientras se pueda. No hay nada peor que discutir con alguien a quién quieres, no hay nada peor que enfadarte con alguien a quien quieres, no hay nada peor que hacer llorar a alguien a quien quieres, pero si no lo haces, no te das cuenta de lo importante que es no hacerlo, de lo importante que es tener siempre bien presente esa lista de prioridades en la que tú no eres el primero, y no hay nada mejor que darse cuenta de eso. El camino fácil es no darse cuenta, y la mayoría de la gente lo sigue. Seguramente yo tomaré ese camino alguna vez más de las que ya lo he hecho, que lo he hecho, porque es el camino por el que nos lleva irremediablemente nuestro instinto a todos nosotros. Cuando coges el camino fácil se te olvidan palabras como “gracias” o “perdón”, te crees digno únicamente de escucharlas, no de pronunciarlas, y no te das cuenta de que la persona que puede y tiene razones para dar las gracias, es la más afortunada que hay. Por el camino difícil se sufre, pero vale la pena.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Ella

TU Y YO.. 

Ellos. Gente. Personas. Ruido. Voces. Relojes. Coches. Nadie se escucha. Obligación. Deber. Tiempo. Papeles que nadie lee. Detalles que no valen nada. Egoísmo. Gritos. Discusiones. Casas. Calles. Familias. Peleas. Tristeza. Nadie cuenta con nadie, nadie ayuda a nadie, nadie sonríe, no son capaces de pensar en lo que de verdad importa. Todo esto pasa, siempre, aquí, allí, al otro lado del océano, en la casa del vecino. Pero no aquí, aquí, ahora, no. En un instante, en un momento, en un lugar que se convierte en especial en el momento en que se hace inolvidable.. Mientras, dos personas. Dos personas a las que no les importa eso, ahora no, a las que no les afecta eso, ahora no. Dos personas que saben lo que quieren, lo que necesitan, lo que de verdad les importa. En ese momento... A uno le importa una cosa, ella. A una le importa una cosa, él. Se miran, sonríen, se hablan, se susurran cosas al oído, se quieren, se necesitan, se escuchan, se comprenden, se calman, se sienten, son felices. Uno feliz porque ella lo es, una feliz porque él lo es. Lo mas importante. Tu y yo. A veces no importa un reloj, no importa el tiempo, no importa llegar tarde, no importa no llegar, no importa nadie más. Solo una palabra, una palabra cualquiera, una voz que hace que tenga sentido, una boca que la pronuncie, una sonrisa de complicidad, una mirada de inocencia y un beso, un beso que significa algo mas que un beso, somos algo más, somos nosotros y lo que nos une. Somos todo lo vivido. Somos cerrar los ojos y recordar. Somos cerrar los ojos y soñar. Somos abrir los ojos y ver que vivimos un sueño. Somos llorar de alegría, somos algo difícil de entender, imposible de explicar, pero que no necesitamos saber, que solo queremos vivir. Tu y yo. Dos palabras, dos palabras dichas con el corazón, nunca sin sentido, dos palabras que hacen brillar dos ojos, que hacen brillar cuatro ojos, dos palabras que hacen que algo crezca en nuestro interior, que hacen que nos aceleremos, que nuestros corazones latan más deprisa, que nos tiemble el pulso y nos sintamos tranquilos, protegidos, seguros al mismo tiempo. Todo en un segundo, o dos, porque a veces solo hace falta ese tiempo para ser felices, porque a veces solo hace falta ese tiempo para decir... te quiero.

martes, 30 de noviembre de 2010

Resaca de una pesadilla


Si digo que voy a hablar de fútbol, tal día como hoy, no creo que haga falta explicar el título de esta entrada ni mucho menos aclarar de qué equipo soy. Hoy ha sido un mal día, ayer fue un mal día para cualquier seguidor del Madrid porque el Barcelona, una vez más, hay que reconocerlo, pasó por encima de nuestro equipo. No es grave perder contra este equipo, es algo que puede pasar, de hecho no es sorprendente, pero sí la forma en que se hizo ayer. No hay excusas, no quiero que lo que voy a escribir se interprete como una excusa porque no lo es, simplemente hay detalles que me gustaría aclarar, para desahogarme. En la prensa ya se ha dicho lo que todo el mundo sabe y lo que la prensa quiere que todo el mundo piense (del “borreguismo” de la gente de este país, y del mundo, hablaré otro día), que el Barcelona toreó al Madrid, que son los mejores del mundo, que el Madrid es una mierda pinchada en un palo y además no sabe perder… Y como estas cosas ya están en la prensa y en boca de mucha gente, yo voy a escribir las que no lo están tanto.

Pues bien, empezaré por eso de que el Madrid no sabe perder. Yo no sé si sabe o no, no puedo ser del todo objetivo en esto, pero me parece, desde mi modesta opinión que es uno de los equipos que mejor encaja las derrotas, mejor que el Barcelona a mi modo de ver. Para empezar, cualquier persona que lea esto y que haya jugado al fútbol alguna vez entenderá lo que voy a decir ahora. Llego a estar yo en el campo y me expulsan en el minuto 50, si llego, porque duele y jode mucho estar corriendo detrás del balón y que te toreen, y supongo que duele más si sabes que te están viendo 400 millones de personas, veo en las ganas de darle una patada al rival una reacción bastante humana. Por otro lado, creo que el Barcelona se sobró bastante en varios aspectos, y esa elegancia que la prensa hace creer a España entera que tienen, demonizando al Madrid y su “chulería” constantemente, brilló por su ausencia. Es verdad que tocan muy bien el balón, que son muy buenos y que la cantidad de pases que dan al primer toque solo la pueden dar ellos y la selección, (mayormente porque la mayoría de la selección son ellos) pero eso no debe darte licencia para estar durante 10 o 20 minutos vacilando a tu rival, intentando desquiciarlo, toreándolo, eso no está bien. Dar toques atrás constantemente, de un lado a otro, nada más que para lucir y para que el público cante los “olés” oportunos, porque ya puestos a humillar… Bueno, pues aparte de que no está bien, no es el estilo de un equipo elegante. Pero hay más cosas que me gustaría destacar. Cuando tú metes 5 goles, de hecho esto ocurrió cuando metieron el quinto, no puedes ponerte a hacer gestos con la manita (Piqué, del que mejor no digo lo que pienso) y hacer el corro de la patata hasta con los utilleros, todos con las manitas levantadas, como si hubieran ganado la Champions. No estaría mal que lo hiciesen al finalizar el partido, pero eso no se hace cuando aún quedan 3 minutos por jugarse, más que nada porque te arriesgas a que pase lo que pasó. De hecho el tobillo de Messi debería estar enfadado con Piqué. Hasta Puyol le echó la bronca, algo que le honra, hay que reconocerlo. Los jugadores del Madrid no son impasibles, y la misma mala hostia que se me puso a mí con tanta manita se les puso a ellos, evidentemente. Aunque una entrada como la que hizo Sergio Ramos no tiene ni tendrá nunca justificación, porque no se debe entrar así a nadie, bajo ningún concepto, yo entiendo que lo hiciese, y como he dicho antes, todo aquel que haya jugado al fútbol alguna vez lo entenderá también. (Si acaso Ramos se libra de una sanción de más de un partido, de lo que no cabe duda de que ahora toda España piensa que es un carnicero, un boxeador, que le deberían caer 8 partidos y por supuesto, como no, que no sabe perder). Se le cruzaron los cables, vale, pero es que es muy difícil aguantar que te chuleen durante 90 minutos y que encima después, con esa elegancia suya y su humildad, te lo restrieguen por la cara de esa manera.

Y hablando de elegancia, cómo no acordarme del que mea colonia, porque él es muy elegante, muy humilde, respetuoso y sensato, “todo lo contrario que Mourinho” (del que no voy a decir que no sea chulo y todo lo que la prensa y los antimadridistas quieran, pero que pienso que ayer dio una lección en rueda de prensa de lo que algunos llaman saber perder). Pues bien, Guardiola ayer también hizo algo que no se corresponde con su imagen en la sociedad (aquí habría que hacer mención del “borreguismo” de nuevo). Vale que no fue un gesto grave, para nada sancionable, pero es provocar, y provocar es una acción impropia de gente elegante. Me refiero a cuando en la primera parte vaciló a Cristiano Ronaldo: que si te doy el balón, que ahora no te lo doy, que ahora te lo tiro lejos, ganando 2-0 ya. Entonces claro, Ronaldo se enfada y le da un empujón en el hombro. Guardiola, que es todo un ejemplo, se toca la cara como si le hubiera dado en un ojo o vete tú a saber. Resultado: tarjeta amarilla para Cristiano, (también para Valdés, que fue como un poseso a proteger a su querido entrenador, como medio equipo, tarjeta importante ésta por algo que veremos después), Guardiola de rositas y además, Cristiano Ronaldo es un picado, no sabe perder y refuerza su candidatura como personaje más odiado del planeta fútbol, ha osado empujar al filósofo Pep.

Turno ahora para Messi (o como mi hermana le llama, “el tarzán de bonsáis”),  que quería su gol, estuvo a punto de hacer un auténtico golazo al principio del partido pero el palo se alió con el Madrid (habría preferido un gol así al primero de Xavi, que todavía no sabe cómo le llego el balón así, le tocó hasta en el culo; un control de genio dirán algunos). Como quería su gol, cuando ya iban 2-0, en la primera parte, tuvo momentos de venga, que ahora me regateo a medio equipo, meto un gol de los míos y listo, y lo estuvo intentando 2 o 3 jugadas seguidas, hasta que Carvalho se mosqueó, le vio las intenciones. Entonces, en un gesto que tampoco debió hacer, dicho sea de paso, porque sabiendo con quién te la juegas y lo protegido que suele estar te arriesgas mucho, muchísimo; le dio un golpe con la parte de atrás del brazo (no sé cómo se llama, pero no está duro, no como un codo). Entonces pasa lo siguiente: bullicio en el Nou Camp, escándalo, les faltó sacar pañuelos, Guardiola como un poseso, haciendo gestos de “madre mía, que agresión”, Messi cae fulminado y se toca la cara, hace como si se le hubiese caído un diente o vaya usted a saber y Carvalho y Mourinho no se lo pueden creer. Yo en mi casa me sonrío y veo a Iturralde acercarse, “no se libra de la roja ni de coña” pensé. Pero en una acción memorable, a mi entender, Messi recibe la tarjeta amarilla por fingir, impensable, esto puede significar que algo está cambiando, si Iturralde le saca una amarilla a Messi por fingir una agresión es que alguien se ha dado cuenta de que le gusta más el teatro y el suelo que a un tonto un lapicero. Como digo, de lo mejor del día de ayer. Sin embargo Iturralde tenía que estropearlo. Quiero reiterar, recalcar, que no busco excusas, que la victoria, como el marcador indica es inapelable y que el Barcelona fue y es superior. Sin embargo, ese penalti… ese penalti no me lo puedo quitar de la cabeza. Quienes dicen que no fue penalti no sé en qué fútbol viven ni si saben lo que es la objetividad, pero el penalti es claro, lo mires por donde lo mires. Vale que Cristiano ya no tenía nada que hacer, que era una jugada sin futuro porque no había espacio para tirar, pero llega antes que Valdés y su pierna se queda enganchada entre las dos del portero y cae. El hecho cierto es que Valdés no toca el balón y es el que causa que Ronaldo caiga, penalti. La gravedad del asunto es que más allá de que luego podía haber fallado el penalti incluso, era la segunda amarilla para Víctor, que debió ser expulsado en esa jugada. Quién sabe si con 2-1 y contra 10 el Madrid pudiera haber hecho algo más… Pero no vale para nada lamentarse y pensar en que podría haber pasado porque el 5-0 está ahí, concluyente y frustrante, como estos últimos tiempos dominados por el Barcelona.



Como última referencia a los gestos me gustaría destacar dos más. Supongo que a mucha gente le recordaría a alguien la celebración de Villa en su primer gol. No sé si a todos pero a mi me recordó a Raúl. ¿Provocación? Tal vez sería pensar demasiado mal, aunque lo hiciese delante de los aficionados del Madrid. Yo prefiero pensar que es falta de personalidad, y que no puede quitarse a Raúl de la cabeza porque sabe que aunque en cuanto meta un gol más con la selección le habrá superado, nunca, y digo NUNCA podrá lograr lo que Raúl a logrado, siendo incluso peor técnicamente que él. En realidad es su obsesión, en cuanto Raúl desapareció de la selección allá fue el corriendo a coger el 7, para convertirse en el 7 de España. Ayer solo le faltó besarse el anillo, ya habría sido la leche. En fin, la sombra que ha dejado Raúl es larga y no creo que Villa la tape nunca, aunque se convierta en máximo goleador con la selección española y haya logrado un Mundial y una Eurocopa, eso es lo que le quema por dentro. El otro gesto es uno que vengo observando desde hace tiempo, y es Valdés el protagonista. Casillas, desde que yo tengo memoria, cada vez que el Madrid mete un gol, toca el larguero, dice que le da buena suerte, manías. Pues desde hace un tiempo también Valdés lo hace, ¿se le ha ocurrido a él? En fin, digamos que también es falta de personalidad, pero no deja de ser gracioso que integrantes del mejor equipo del mundo imiten a los de ese "patético" Real Madrid.

En fin, lo que queda para la historia es una humillación, una derrota sonrojante y una imagen incluso de no saber perder, pero hay que saber ganar también, y eso es tan o más difícil que saber perder. No me parece que el Barcelona tuviese ayer un “buen ganar”.

Si es que no hace falta más que mirar a las aficiones o a los diarios deportivos. ¿Cuándo vamos a ver al Camp Nou en pie aplaudiendo a un jugador del Real Madrid? Nunca. Cuando hace 2 temporadas ocurrió el famoso 2-6, el equipo entero del Barcelona se recreó y se abrazó en el campo al terminar el partido, aplaudiendo a los suyos y entreteniéndose todo lo que quisieron. En el Camp Nou lo contrario sería impensable sin que a los jugadores del Madrid les tirasen botellas, almohadillas o cualquier cosa (de hecho creo que pasó un año). Es impensable que en el Bernabéu lleguen a arrojar cuchillos y botellas de cristal de JB al campo, como ocurrió una vez que no hace falta recordar en el  campo de ese equipo del que destaca su deportividad, y cuyo campo aún no se sabe bien por qué, no fue cerrado por aquello.  No hace mucho, menos de tres años, el Real Madrid acabó la liga 18 puntos por encima del Barcelona y en el partido de vuelta en el Bernabéu hubo un pasillo, no recuerdo que nadie en el Madrid se ensañara con aquello (prensa aparte), los jugadores del Madrid no hicieron sangre con eso. Podría dar más ejemplos, pero ahora no se me ocurren. Y  en cuanto a los diarios, el día que el Sport o el Mundo Deportivo imprima una portada arrodillándose al Madrid como han hecho el As y el Marca, no sólo hoy, sino otras muchas veces con el Barcelona, será un día histórico. No creo que pase eso nunca, y ocasiones ha habido, aunque ahora parezcan muy lejanas. Nunca van a reconocer una victoria del Madrid, si gana es porque se lo regalan o porque el equipo contrario se deja (cuando el Madrid es el único equipo contra el cual todos los rivales juegan al 200% siempre) y nunca reconocerán una derrota del Barcelona, a no ser que sea demasiado obvia. En resumen, creo que lo que pulula por Barcelona es un claro ejemplo de complejo de inferioridad, porque aunque ésta haya sido la mejor década de su historia seguramente, y hayan estado muy por encima del Madrid, saben que históricamente el Madrid está más reconocido, aunque siempre pueden sacarte a Franco, a Di Stéfano, a Aznar o Perico el de los Palotes, porque el Madrid es el mejor equipo de la historia porque se lo han regalado, como todo, que ser el mejor club del Siglo XX no tiene mérito ninguno, por supuesto.

Bueno pues ya me he desahogado, suficiente por hoy que menudo testamento, me gustaría repetir que admito la derrota, que el Barcelona es superior en estos momentos pero me gustaría recordar que el proyecto de Guardiola está en su tercer año y el de Mourinho apenas lleva 3 meses, que el fútbol va por rachas y que ya veremos cómo acaban las cosas, y si siguen igual solamente quedará aplaudir, esperar a que aprendan a ganar y sufrir a la prensa, tanto catalana como madrileña, porque madre mía…

Lo importante no es cómo se empieza sino cómo se termina, y si el futbol le diese la oportunidad de ganar la liga al Real Madrid, me acordaré de esa celebración enloquecida del Barcelona en el centro del campo cuando quedan 25 jornadas por disputarse. Quien quiera ver ésta entrada como la visión de un madridista resentido que lo haga, aquí todos somos libres de pensar lo que queramos, pero yo también.


¡Hala Madrid!

sábado, 27 de noviembre de 2010

Cosas que pasan

Hoy me apetece contar algo que me pasó hace unos días en una clase de cálculo en la universidad. Estábamos como siempre, copiando cosas de la pizarra como locos, sin enterarnos de nada pero copiando, porque nos pensamos que después lo miraremos en casa y por arte de magia entenderemos ese extraño idioma y aprenderemos a descifrar jeroglíficos, porque prácticamente es eso. Pues bien, dentro de nuestra ignorancia, siempre hay cosas que sabemos, que son fáciles y elementales, como por ejemplo que si multiplicas un número negativo por uno positivo el resultado es negativo. Yo estaba sentado al lado de un compañero mío de clase que no suele coger apuntes, pero que ese día vio la cosa chunga y no tuvo más remedio. Total, que en una de las fórmulas que copiamos, había que multiplicar un número positivo por uno negativo y yo miré de reojo el papel de mi compañero y vi que en el resultado no había puesto el signo menos. Iba a decirle algo así: "Joder macho, que atento estás y que bien te estás enterando, no me jodas, para poner eso no sé en que estarás pensando...". Afortunadamente, antes de decírselo, miré mi papel, no sé ni por qué lo hice, y vi que yo lo había escrito igual, es decir, mal. Entonces le dije: "Oye que eso de ahí es negativo, cámbialo" (de buen rollo, ya que me había dado cuenta...) y él me dijo: "Es que no veo bien la pizarra y he copiado lo tuyo, pero vamos que me voy a tener que copiar de otro...".

Fue algo que me hizo pensar, una situación que me pareció curiosa y de la que se puede sacar una lección. Yo iba a "reírme" de él por algo que había hecho mal, porque se había equivocado en una cosa que era obvia, fácil, un fallo estúpido, como tantos otros que nos hacen gracia; y resulta que si lo tenía mal era por haberse copiado de mí, con lo cual si de alguien había que reírse habría sido de mi mismo. Quizá no sea esta situación el mejor ejemplo, hay muchas otras veces que nos encontramos con situaciones parecidas, que nos deberían hacer darnos cuenta de que quizás no seamos tan perfectos como pensamos. A veces, miramos las cosas que hacen los demás y nos parecen extrañas, que no están bien, que nosotros las haríamos de otra manera. Tenemos la sensación de que lo nuestro es lo mejor y de que nuestra forma de hacer las cosas es la más adecuada y la que todo el mundo debería elegir, pero nos equivocamos. No miramos lo que hacemos  nosotros mismos y no nos damos cuenta de que quizás eso sea lo que está mal, de que quizás seamos nosotros los que nos estamos equivocando y no nos enteramos. Hay una expresión que resume bien todo esto: "ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio". Pues eso, para hacérselo mirar.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dreaming insomnia

Dreaming insomnia es el nombre que he decidido ponerle a este blog, son dos palabras que realmente resumen bastante bien mi vida, no es algo escogido al azar ni porque suene bien, de hecho no sé ni siquiera si suena bien, me da igual. Si ponemos este título en google traductor (por qué no reconocer que es la primera opción de la mayoría de la gente) dice que significa "soñando con el insomnio" o algo así. No significa eso, eso sería "dreaming with insomnia". Realmente no sé si significa lo que yo quería decir, pero eso lo hace algo más especial, si está mal no habrá ninguno igual, supongo. Algo así como Soñando en el insomnio era mi idea inicial, pero por abreviar y tal se quedó así, y en inglés porque es más corto y la palabra insomnia es una de mis favoritas en ese idioma. No me quiero entretener demasiado diciendo estupideces. Decía que resume en cierto modo mi vida, y es así. No duermo mucho, muchas noches no llego a las 6 horas, estudio de noche, realmente es cuando más me cunde, y cuando no es por estudiar siempre "pasa algo" que me impide irme a la cama a una hora sana y razonable. (Me gustaría aclarar que yo soy una persona que por naturaleza necesita dormir más de lo normal, mientras que a todos les basta con 8 horas diarias para estar al día siguiente enteros, a mi me hacen falta 10, y está comprobado.) Por ejemplo anoche, dormí 3 horas y media más o menos, tenía hoy dos exámenes y tampoco me han salido muy dignos, pero eso es otro tema en el que no me apetece entrar, que hoy vamos de buenas, ya tocará desahogarse en otro momento. Y luego están las noches en que no puedo dormir, que no son muchas por el cansancio que acumulo, pero siempre soy visitado algún desvelo de vez en cuando.

Soy de la opinión de que los sueños son algo establecido, que podemos estar 3, 8 o 12 horas durmiendo pero hay un número de tiempo dedicado a soñar, ya sea despiertos o dormidos. Por eso pienso que es posible soñar en el insomnio, no veo necesario estar durmiendo para estar soñando, de hecho creo que soñamos más de lo que creemos, sin darnos cuenta o sin querer darnos cuenta de ello. Es algo curioso, pero es una opinión muy personal mía, muy probablemente una soberana gilipollez que se me haya ocurrido precisamente porque tengo un sueño de la hostia (sí, esta ha sido una frase un tanto menos delicada, pero tengo que desahogarme un poquito, que esta semana está siendo dura, pido comprensión). En resumen, darle vueltas al asunto no vale de mucho, le he puesto este título porque me gusta y porque me parece un contraste interesante de palabras, que en cierto modo me define, porque pienso que aprender a soñar en una situación tan desagradable como el insomnio nos garantizaría ser algo más felices. Sueños, ilusiones, pensamientos propios y de nadie más, son esos momentos de soledad interior que tan importantes son y que en tantas ocasiones la vida loca que llevamos nos arrebata.

Quiero decir que yo no escribo esto con el propósito de que nadie lo lea ni lo valore, lo aplauda o lo critique (me refiero a cualquier entrada venidera, no a esta chufa), escribo porque me gusta escribir y a veces el espacio chiquitito del perfil del Tuenti se queda pequeño para expresar cosas que la mitad de la gente que las va a leer ni siquiera entendería, directamente ni siquiera las leería; pero otro día hablaré de Tuenti y su gente. Escribo para desahogarme, porque necesito escribir y porque es más cómodo escribir aquí que en un folio que luego voy a perder, sin más. Y voy a irlo dejando ya, que mañana también tengo exámen y a este paso hoy duermo otras 3 horas, bien visto dormir 4 ya no estaría mal...