domingo, 5 de diciembre de 2010

Ella

TU Y YO.. 

Ellos. Gente. Personas. Ruido. Voces. Relojes. Coches. Nadie se escucha. Obligación. Deber. Tiempo. Papeles que nadie lee. Detalles que no valen nada. Egoísmo. Gritos. Discusiones. Casas. Calles. Familias. Peleas. Tristeza. Nadie cuenta con nadie, nadie ayuda a nadie, nadie sonríe, no son capaces de pensar en lo que de verdad importa. Todo esto pasa, siempre, aquí, allí, al otro lado del océano, en la casa del vecino. Pero no aquí, aquí, ahora, no. En un instante, en un momento, en un lugar que se convierte en especial en el momento en que se hace inolvidable.. Mientras, dos personas. Dos personas a las que no les importa eso, ahora no, a las que no les afecta eso, ahora no. Dos personas que saben lo que quieren, lo que necesitan, lo que de verdad les importa. En ese momento... A uno le importa una cosa, ella. A una le importa una cosa, él. Se miran, sonríen, se hablan, se susurran cosas al oído, se quieren, se necesitan, se escuchan, se comprenden, se calman, se sienten, son felices. Uno feliz porque ella lo es, una feliz porque él lo es. Lo mas importante. Tu y yo. A veces no importa un reloj, no importa el tiempo, no importa llegar tarde, no importa no llegar, no importa nadie más. Solo una palabra, una palabra cualquiera, una voz que hace que tenga sentido, una boca que la pronuncie, una sonrisa de complicidad, una mirada de inocencia y un beso, un beso que significa algo mas que un beso, somos algo más, somos nosotros y lo que nos une. Somos todo lo vivido. Somos cerrar los ojos y recordar. Somos cerrar los ojos y soñar. Somos abrir los ojos y ver que vivimos un sueño. Somos llorar de alegría, somos algo difícil de entender, imposible de explicar, pero que no necesitamos saber, que solo queremos vivir. Tu y yo. Dos palabras, dos palabras dichas con el corazón, nunca sin sentido, dos palabras que hacen brillar dos ojos, que hacen brillar cuatro ojos, dos palabras que hacen que algo crezca en nuestro interior, que hacen que nos aceleremos, que nuestros corazones latan más deprisa, que nos tiemble el pulso y nos sintamos tranquilos, protegidos, seguros al mismo tiempo. Todo en un segundo, o dos, porque a veces solo hace falta ese tiempo para ser felices, porque a veces solo hace falta ese tiempo para decir... te quiero.

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