Hace 10 años del atentado del
11-M y todavía no ha empezado a darle vergüenza a los políticos españoles
utilizarlo como arma política. Unos y otros, otros y unos, buscando argumentos
en una tragedia que acabó con la vida de 191 inocentes para desprestigiarse
mutuamente y quedar por encima del otro para lograr el fin definitivo de su
existencia: la confianza de la gente, votos, dinero. Un acto solemne cada año,
un minutito de silencio para contentar a la parroquia, cara de pena y tirando.
Seguro que todos aquellos que
perdieron a alguien ese día llevan 10 años disfrutando mucho viendo por la tele
como se utiliza la muerte de alguien a quien querían para hacer política.
Y no sólo políticos, que si de
algo esta lleno este país es de memos y miles de personas se pasan la vida
buscando una explicación a lo ocurrido que satisfaga sus ideales políticos y
deje en buen lugar a quien a ellos les convenga. Por no hablar de medios de comunicación al servicio de uno u otro partido político o una u otra ideología que publican informaciones tendenciosas incluso tratándose de algo así. Dan asco.
¿Pero cómo se puede esperar de
los políticos que respeten a los muertos si ni siquiera respetan a los vivos?
Luego que por qué me da asco la política, que por qué no confío en la “democracia”
actual. A pastar. HIJOS DE PUTA.
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