lunes, 8 de abril de 2013

Tocar fondo


Proponerse algo y no conseguirlo es frustrante. Volvérselo a proponer y volver a fallar, más aún. Y si eso se repite prácticamente a diario, la frustración se hace inmensa.

Es la impotencia de ver que no sólo no mejoras sino que vas a peor. Te propones adoptar la costumbre de acostarte temprano y a los dos meses estás durmiendo tres horas o pasando noches sin dormir. Te propones llevar los estudios más o menos al día y cuando te descuidas ya has suspendido una asignatura y media. Te propones no emborracharte y acabas no acordándote de media noche al día siguiente. Te propones no hacer daño a quien te importa y al final la acabas cagando. Y eso siempre, por más que te propongas cambiar.

Es como si no mandases tú. Como si fueras una jodida marioneta de alguien que se divierte torturándote.


No duele que los demás no crean que eres capaz de hacer lo que te propones, aunque es curioso ver como con el paso del tiempo, al darse cuenta de lo inútil que eres va cambiando su forma de verte. Al principio la respuesta al “pues a partir del lunes voy a hacer…” o al “esta noche me acuesto pronto” es un “eso está bien, yo debería hacer lo mismo”. Después pasa al “haces bien, a ver si lo consigues”, y después al “a ver si es verdad”; para por último llegar al “no lo vas a hacer, pero bueno” o al “sí, claro”. Todo ese proceso lo he visto pasar por delante de mis ojos en poco menos de tres años. Solamente tres años. Pero no, no es eso lo que más duele, lo que más duele es pararte a pensar y darte cuenta de que ni siquiera tú te crees capaz de hacer algo tan insignificante como cambiar el hábito de levantarte tarde. Aunque sepas que es lo mejor, aunque te lo propongas de mil maneras. No lo consigues. Y sabes que no lo vas a conseguir. Y además, cuando crees que has tocado fondo y que ya tienes que ir a mejor sí o sí, que no puedes caer más bajo, descubres que sí, que puedes bajar más aún.

Y es una piedra que llevo a cuestas demasiado tiempo.  Y me estoy cansando ya. Ojalá toque fondo de verdad definitivamente y pueda coger impulso para volver a tener el control sobre mi vida, porque ya está bien de ser una marioneta.

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